Procedimientos antiguos para eliminar tatuajes
Técnicas arcáicas para eliminar tatuajes
Siempre han existido técnicas, más o menos primitivas para intentar eliminar tatuajes en la piel, desde el empleo de jugo de breva o lejía para “quemar la piel”, pasando por la abrasión con lijas, ácidos o polvo de semillas hasta cirugía para eliminar el trozo de piel.
Todas estas técnicas suponía dejar unas cicatrices residuales en la piel que había tenido el tatuaje, siendo su resultado estético bastante pobre o inexistente.
Después aparecieron los primeros láser con la idea de que todos los láser sirven para todo, concepto totalmente erróneo, ya que cada láser tiene una acción específica, conclusión a la que se llego tras el uso de los primeros láser quirúrgicos para eliminar tatuajes, como el láser de CO2 que se llevaba el trozo de piel con la tinta, eso sí eliminaba el tatuaje en una sola sesión pero dejaba como “recuerdo” una cicatriz blanca con la forma del tatuaje que se denominó “la imagen invertida del tatuaje”.
Se llegó a la conclusión de que hacía falta desarrollar un tipo de láser específico que eliminase la tinta del tatuaje pero que dejara la piel intacta y surgió el láser de Nd-Yag Q-switched que rompe la tinta del tatuaje pero NO lesiona la piel.
Dentro de este tipo de láser de Nd-Yag Q-switched se ha seguido investigando, desarrollando un láser más potente, que respete aún más la piel y que llegue a capas profundas de la piel para tratar restos de tintas y así surgió la última generación de láser de Nd-Yag Q-switched que hemos incorporado al Centro Médico Rusiñol, el Láser QXMAX de Fotona con tecnología OPTOflex.